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Harry

A veces la vida te sorprende poniendo en tu camino personas que te llenan de paz y de alegría, de amistad y comprensión. Su presencia cercana te impulsa a ser mejor, su testimonio te anima a ser como ellos. Hay personas en nuestra vida que son como la sonrisa de Dios, brillando suave cada día.

 

En nuestro Oratorio tuvimos la gracia de conocer a una persona así.

Nuestro amigo Gonzalo Acosta, cariñosamente apodado “Harry”, fue todo esto para nosotros: amigo, animador, compañero de charlas y proyectos y testimonio cercano de alegre vida cristiana, al estilo de Don Bosco…

 

Un chico como tantos otros, alegre, vivo, inteligente, dinámico y deportista, desbordante de simpatía, que empezó a venir al Oratorio y encontró aquí el ambiente propicio para hacer crecer los valores aprendidos en familia.

Un niño que luego se hizo animador y coordinador, tan capaz de jugar un entusiasta partido como de preparar una charla o un momento de oración, dando siempre el primer paso, buscando en cada ocasión la manera de llegar a los chicos con gestos y palabras sencillas, para que a través de su amistad pudieran saborear un pequeño anticipo del amor de Dios.

Una vez, en una reunión de animadores, reflexionamos sobre esta frase: “Don Bosco entendió que para lograr que los chicos fueran santos, él debía hacerse santo primero”… Después de un rato de darle vueltas al tema, Gonzalo, que aún era un chico, finalizó diciendo: “Y bueno, muchachos, habrá que hacerse santos… no queda otra”.

 

 

Desde el 20 de abril de 2014 Gonzalo está en el Cielo.

Para recordarlo, en el 2015 editamos un librito que recoge datos de su vida y muchos episodios, vividos en el Oratorio y en el Colegio Salesiano. También algunos correos y textos escritos por él mismo.

 

Si querés descargar ese librito, podés hacerlo desde aquí.

¡Qué alegría saber que muchos chicos y chicas siguen hoy mismo avanzando por el camino de la santidad! Santidad sencilla y cotidiana, no exenta de batallas… Santidad que llena de esperanza a quienes los rodean, y que es para todos un adelanto de la ternura, la pureza y la alegría que durarán por siempre.

Gonzalo, de remera blanca, abrazando a dos compañeros.

Animando el stand de la Kermés Salesiana.

Mostrando la medalla ganada en un campeonato del Oratorio.

Gonzalo juega para la foto con un envase de mayonesa, en alguna convivencia.

Abrazado con unos compañeros, esperando el turno para jugar al ping pong.

Relator de partidos.

Ya como animador, festejando en la entrega de premios del Oratorio de Verano.

En una representación de los sábados.

Sirviendo a los chicos una merienda especial.

De regreso a Salta, en una visita al Oratorio.